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El Aborto No Es Un Asunto Cristiano



Como todos sabemos, hace unos días se filtró un documento que muestra lo que parece ser la opinión mayoritaria de la corte suprema sobre el aborto, específicamente sobre Roe v. Wade (el caso que hizo del aborto un derecho constitucional). Desde entonces, mis redes han sido llenas de crítica tras crítica sobre estos “fanáticos religiosos,” “cristianos fundamentalistas,” que quieren imponer sus creencias religiosas sobre el resto del mundo. He visto videos intentando demostrar que el Dios de la Biblia no es pro-vida, que los cristianos son hipócritas porque no defienden la autonomía de la mujer, incluso ofreciendo estadísticas que demuestran que muchos cristianos, y miembros de otras religiones, son pro-aborto.


Esto no es nada nuevo. Toda mi vida he escuchado decir que el aborto es un asunto cristiano o religioso. Por un lado, tenemos a los “verdaderos” cristianos que buscan defender la santidad de la vida, argumentando que, para Dios, el feto tiene valor y debe de ser protegido. Por otro lado, tenemos a los no-cristianos, en especial a los ateos, que no reconocen la vida ni el valor de un feto, que ponen los deseos individuales de la mujer por encima de la protección de la vida, y que buscan defender la separación entre el estado y la iglesia.

Esta ha sido la narrativa que he escuchado toda mi vida, a tal punto de que es la narrativa que creí por mucho tiempo. Es la misma narrativa que nos dice que los de derecha son cristianos conservadores, mientras que los de izquierda son ateos liberales. O, puesto de otra forma, los de derecha son fanáticos religiosos, y los de izquierda están perdidos en el pecado. Pero, aunque no podemos ignorar la relación entre la religión, en especial el cristianismo en los estados unidos, la política, y el tema del aborto, es completamente falso que los argumentos principales en contra del aborto son de índole religioso. Esto es una mentira creada, en parte, por los mismos cristianos que buscaron politizar el tema del aborto en los 80s, y en parte por los que hoy buscan desacreditar los argumentos anti-aborto, asociándolo con la religión para así poder levantar la bandera de “separación de estado e iglesia.”


Ayer leí un artículo que busca argumentar que la decisión de la corte suprema para revocar Roe v. Wade, no solamente viola los derechos humanos de “personas embarazadas” (noten la ausencia de la palabra “mujer,” demostrando la agenda ideológica detrás del artículo), sino que “infringe la libertad religiosa de todo judío americano.” El argumento, escrito por un judío, co-presidente de la Asociación Nacional de Legisladores Judíos en Washington, es que, en el judaísmo, el aborto no solo es permitido, sino que es requerido en ciertos casos (en casos en donde la vida de la mujer está en peligro). Por lo tanto, el prohibir el aborto sería una violación de la libertad religiosa de estos judíos.


Inicialmente, solo había leído un resumen del artículo, y lo encontré sumamente interesante. Nunca había tomado en cuenta la posibilidad de que prohibir el aborto realmente sería una violación de la libertad religiosa de algún grupo religioso. Sin embargo, cuando comienzo a leer, noto de inmediato las suposiciones erradas que están detrás del argumento, en específico, la suposición de que el aborto es un tema de índole cristiano. El primer párrafo comienza diciendo que “limitar el acceso al aborto es una imposición gubernamental del cristianismo sobre todos nosotros.” La próxima oración nos dice que “infringe la libertad religiosa de todo judío americano.”


En dos simples oraciones, el daño está hecho. El que lee este artículo sale con la impresión de que los argumentos en contra del aborto son exclusivamente cristianos, que la posible decisión de la corte suprema viene a raíz de estas creencias cristianas, y que, por lo tanto, el cristianismo está usando su poder para violarle los derechos a las demás personas. Con este tipo de artículo, no es sorprendente que el público en general también crea que el tema del aborto es uno entre cristianos y no-cristianos, y que los cristianos lo que buscamos es imponer nuestras creencias religiosas sobre el resto del mundo.


Además de que el artículo judío que acabo de citar está errado en muchos otros aspectos (el tema del aborto dentro del judaísmo no es tan blanco y negro como lo quiere hacer parecer, por ejemplo), sencillamente está errado en clasificar la posible decisión de la corte suprema como una imposición cristiana. Y, este es el punto que quiero intentar dejar claro: el aborto no es un asunto cristiano, y los argumentos que se usan en contra del aborto no tienen nada que ver con la Biblia.


Si leen la opinión filtrada de la corte suprema (lo cual muy pocos harán, ya que es más fácil dejarse llevar por lo que la gente dice en las redes), notarán varias cosas. Primero, en ninguna parte de las 97 páginas se menciona a Dios, la Biblia, ni el cristianismo. Ni una sola vez se usa la Biblia, o alguna creencia religiosa, para justificar su decisión. Incluso, contrario a la percepción pública, tal determinación (revocar a Roe v. Wade) no es el equivalente de prohibir el aborto, sino que lo que se está diciendo es que, sencillamente, Roe v. Wade estuvo errado en su determinación, y que, por lo tanto, cada estado tiene el derecho en determinar las leyes sobre el aborto en su respectivo estado. En otras palabras, de ser revocado Roe v. Wade, el aborto ya no sería considerado un derecho constitucional, pero esto no implica que sería ilegal, automáticamente, en todos lados. Lo que se estaría diciendo es que esta determinación (prohibir o permitir el aborto) es el derecho de cada estado, y no del gobierno federal.


Segundo, en su análisis de Roe v. Wade, notarán una sección bastante extensa sobre la legalidad del aborto a través de la historia americana (incluso, habla un poco sobre la historia pre-americana). En este resumen histórico, el cual incluye citas directas, notarán varios ejemplos de los argumentos que se usaban para prohibir el aborto desde los 1800s. Todos estos argumentos estaban basados en la misma pregunta: ¿Es, el feto, una vida? A raíz de esta pregunta, surge otra pregunta importante: ¿De ser una vida, es una persona que merece todos los derechos humanos? Desde sus orígenes, entonces, vemos que el argumento anti-aborto siempre ha sido que el feto es una vida humana, y que, por lo tanto, merece ciertos derechos (comenzando por el derecho a vivir). Incluso cuando, años más tarde (en los 1970s), el tema del aborto fue acogido por el cristianismo, el argumento nunca ha sido, “El aborto debe de ser ilegal porque la Biblia lo dice.” Mas bien, el argumento siempre ha sido sobre la santidad de la vida, y el debate siempre ha sido sobre si el feto es o no es una vida humana que merece ciertos derechos.


Si muy bien es cierto que los cristianos tienden a centrar su afirmación de la vida y dignidad de un feto sobre ciertos principios bíblicos, el argumento nunca ha sido, “Esto es así porque la Biblia lo dice.” Seguramente, podrán encontrar excepciones, pero en general, y en especial dentro del marco legal, esto no ha sido el caso. Catalogar los argumentos pro-vida (o anti-aborto) como meros argumentos religiosos es una manera muy fácil de evitar tener que interactuar con esos argumentos. Es ponerle una etiqueta a un sector completo, para que, rechazando la etiqueta, evitamos tomar en serio sus argumentos. Es más fácil tacharnos de “cristianos fundamentalistas” que demostrar, científica y filosóficamente, que el feto realmente no es una vida humana, o que no merece ciertos derechos.


¿Cuáles son, entonces, los argumentos pro-vida? Este enlace ofrece los argumentos principales a favor y en contra del aborto. Noten la ausencia notable de la religión, el cristianismo, o la Biblia en los argumentos. Esto es el caso en casi todos los enlaces que contienen listas similares (solo encontré una excepción en donde ofrecía 16 razones para estar en contra del aborto, 1 de las cuales era por razones bíblicas).


En palabras sencillas, los argumentos pro-vida están centrados principalmente en que el feto es una vida humana, que la vida comienza en la concepción, y que, por lo tanto, es digno de ciertos derechos. Aunque yo diría que, dentro de todas las religiones del mundo, solo el cristianismo es compatible con estas afirmaciones, es importante recalcar que estos argumentos no son de índole cristiano. Incluso, cabe notar que el 44% de protestantes, y el 55% de católicos, creen que el aborto debería de ser legal en todo, o en la mayoría, de los casos. Por otro lado, solo el 33% de mujeres ateas creen que el aborto debería de ser legal en todo, o en la mayoría, de los casos. Si el movimiento anti-aborto es uno exclusivamente cristiano, ¿por qué el porcentaje de mujeres ateas que apoyan el aborto es mas bajo que el porcentaje de cristianos que lo apoyan? Claro, estos números no reflejan toda la realidad, ya que hay que mirar otros factores como la cantidad de cristianos vs. la cantidad de mujeres ateas, entre otras cosas. Pero, el punto es que claramente esto no es un asunto puramente cristiano, sino que es un asunto completamente humano.


El hecho de que la mayoría de las personas más vocales en contra del aborto son cristianas sí nos dice mucho sobre los valores que enseña el cristianismo. Pero, el hecho de las personas presentando los argumentos son cristianas no implica que los argumentos son cristianos. Históricamente, esto es falso. Dentro del marco legal, es más falso, aún. Esto es solo una falsa narrativa que se ha creado para manipular la opinión pública, y ambos lados han sido culpables de esto. Por un lado, la derecha ha querido mover las masas cristianas (los cuales forman la mayoría, a la hora de votar), haciéndolos creer que esto es un asunto religioso, para así mover sus emociones, provocar que salgan a las calles a protestar, y de esta manera lograr su apoyo. Por otro lado, la izquierda quiere convencer al público que es un asunto cristiano para así hacerlo parecer que los argumentos no tienen ningún peso, que solo están basados en la Biblia, y que, por lo tanto, prohibir el aborto es una violación a la separación de estado e iglesia.

Esta manipulación solo ha servido para crear más división en el pueblo, provocar ataques religiosos y personales hacia cualquiera que se atreva a tener una opinión distinta a la del público general, y para politizar un tema de tanta importancia. Y, mientras nosotros discutimos entre nosotros sobre la religión, sobre medio millón de vidas son abortadas al año, en los estados unidos.


Para leer más sobre mis creencias sobre el aborto, pueden ir aquí y aquí, pero para terminar este escrito, solo diré lo siguiente. Primero, ser pro-vida es mucho más que simplemente condenar al aborto. Segundo, debemos de preguntarnos, como cristianos, si la manera en que nos expresamos sobre el aborto hace más daño que bien. Es decir, nuestro comportamiento y nuestras expresiones, ¿alejan o acercan a las personas a Cristo? En mi opinión, solo estamos alejándolas. Tercero, sin tan solo es posible que el feto es una vida humana, debemos de buscar estar más seguros de que no es una vida humana, antes de catalogar al aborto como un derecho humano. Por último, pongámonos en la posición de una mujer que está contemplando abortar, o que ya ha abortado. Salir a protestar es bueno, pero ser empáticos, y acompañar a estas mujeres en su proceso es más importante. Con esto no digo que debemos de avalar al aborto. Solo estoy diciendo que, mientras peleamos entre nosotros sobre la legalidad o moralidad del asunto, no olvidemos que las personas en estas situaciones son seres humanos que necesitan amor. A veces, convencer a alguien de que “están mal” no ayuda en nada su situación. Pero, un oído, una mano, un abrazo, y sobre todo una Palabra de reconciliación puede transformar su corazón y traer la sanidad que tanto necesitan.


El aborto no es un asunto cristiano; es un asunto humano. Miremos la foto al inicio de este escrito, y entendamos que lo que está en juego aquí no es la validez de alguna creencia religiosa, sino el valor de una vida humana. Son mujeres las que sienten que sus derechos están siendo violados. Son hombres los que sienten que su voz no tiene importancia. Son millones de bebés que nunca verán la luz del día. Somos nosotros (los seres humanos) los que tendremos que vivir con nuestras decisiones. No es un verso bíblico. No es una ley. Es una vida humana. De eso se trata este asunto. No lo olvidemos.

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