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Midnight Mass y el Problema del Sufrimiento


Anoche terminé la nueva serie de horror de Netflix, Midnight Mass, una serie limitada sobre vampiros, la fe, y el perdón. En la superficie, la premisa parece ser bastante sencilla: un pueblo es aterrorizado por un vampiro, y los protagonistas tienen que buscar la forma de detenerlo, antes de que llegue a la población general y contamine al mundo entero. Sin embargo, la razón por la cual esta serie es especial, y ha sido bastante popular en las redes durante estas últimas semanas, es por su temática principal: Dios, la fe, y el Problema del Sufrimiento.


El primer episodio comienza con un accidente de carro en el que un joven católico, aparentemente borracho, choca con el carro de una joven, ocasionando su muerte mientras que él sale ileso. Mientras ora el Padre Nuestro, claramente traumatizado por lo que acaba de hacer, uno de los paramédicos lo interrumpe y le dice, “Aprovecha y pregúntale (a Dios) el por qué siempre se lleva a los chicos, mientras salva a los p**** borrachos.” Este es el comienzo del final de la fe del protagonista, el cual nunca encuentra la respuesta a esta pregunta.


La existencia del sufrimiento es considerado el problema principal con la existencia de Dios. Su expresión filosófica lo dice de la siguiente manera: “Si Dios es bueno, y Dios es omnipotente, no debería de existir sufrimiento. Sin embargo, el sufrimiento existe. Por lo tanto, o Dios no es bueno, o no es omnipotente, o sencillamente, no existe.” Pero, la mayoría de nosotros no somos filósofos, así que no nos interesa si la existencia del sufrimiento es racional, o no. En medio de alguna aflicción, una muerte, una enfermedad, o alguna otra tragedia, lo único que nos interesa saber, es, “¿Por qué, Dios?”


Esta es la pregunta que Midnight Mass nos hace, una y otra vez. Nos presenta a un hombre que mata a una mujer en un accidente de carro, otro hombre que deja paralizada a una niña al dispararla accidentalmente (borracho) en la espina dorsal, una mujer embarazada que escapa de una relación abusiva, y luego pierde su bebé en el vientre, una hija cuidando a su madre anciana, sufriendo de demencia, y en medio de todas estas situaciones nos pregunta, ¿por qué?


La ausencia de Dios en estas situaciones es palpable, en la serie, y esta ausencia es contrastada por la existencia clara y aterrorizadora de un vampiro. En la vida real, todos sabemos que los vampiros no existen, y la mayoría de las personas dicen creer en Dios. Sin embargo, como explica el ex-pastor y autor, Jared Petty, cuando nos sentamos a ver a Midnight Mass, es interesante ver con la facilidad que la mayoría de nosotros estamos dispuestos a aceptar, por ese momento, la existencia de un vampiro, y la no-existencia de Dios. Para Jared Petty, la razón para esto es bastante sencilla: los vampiros nunca nos han hecho sufrir; Dios sí.


A mi me cuesta aceptar esta explicación, en particular la forma en que Jared la expresa. Pero, entiendo perfectamente el por qué algunas personas se sienten así. El problema del sufrimiento es algo que todos podemos percibir, ya que todos sufrimos, en algún momento dado. Y, en muchas de esas ocasiones, seas creyente o no, la existencia de Dios parece ser un tanto ambigua. El cristiano tiene que lidiar con el hecho de que, como mínimo, Dios permite que estas cosas ocurran, y como mucho, que es Su voluntad que ocurran. ¿Cómo es posible que un Dios de amor permita que un niño muera de cáncer, que una mujer sea abusada, que un pueblo sea azotado por un huracán, teniendo el poder para detenerlo? La pregunta claramente amerita una respuesta seria y convincente, y por tal razón Midnight Mass ha recibido tanto elogio. Sin embargo, lamentablemente el propósito de Midnight Mass no es explorar las posibles razones del por qué Dios permite el sufrimiento, sino que el final de la serie deja claro que la intención Mike Flanagan, el creador de esta serie, es intentar convencer a su audiencia de su propia respuesta: Dios no existe.


En este sentido, en mi opinión, Midnight Mass no es una serie que busca hacernos reflexionar seriamente sobre nuestras creencias, sino que resulta ser mera propaganda para el naturalismo (ateísmo), y esto es sumamente decepcionante. Es decepcionante, no porque esta sea la creencia del creador de la serie, sino porque sé que habrá muchas personas que la verán, y serán convencido de una postura que no tiene ningún mérito. La serie está diseñada para apelar a nuestras emociones, no a nuestro intelecto, y por tal razón muchas personas serán movidas a repudiar a Dios, no porque han concluido que esta es la respuesta correcta al problema del sufrimiento, sino porque han sido movidos a asociar a Dios con sus emociones negativas. Esta apelación a las emociones busca disuadir a la audiencia a cuestionar la validez de las ideologías presentadas, y evitar que se detengan a analizar lo que realmente se les está diciendo. Por lo tanto, aunque lo que se nos está presentando es absurdo (detallaré esto más adelante), lo debemos de aceptar porque se siente bien.


Un ejemplo de esta apelación a las emociones con la intención de evitar que pensemos mucho sobre el tema se encuentra en el tercer episodio en donde, por alguna razón que no le añade nada a la historia principal de la serie, nos presentan un debate sobre el uso de la Biblia en las escuelas públicas. Esta escena no vuelve a ser mencionada en el resto de la serie, y el tema de las escuelas no vuelve a ser mencionado ni tan siquiera en el resto del episodio. ¿Cuál fue el punto de esta escena, entonces? Claramente, Flanagan simplemente estaba buscando la oportunidad para expresar sus propias opiniones sobre el tema, así que decidió escribir esta escena para poder hacerlo.


En la escena, Sheriff Hassan, quien parece ser el único musulmán en todo el pueblo, intenta explicar que la razón por la cual él se opone a leer la Biblia en la escuela, no es por miedo a que su hijo aprenda sobre Jesús, ya que, “Él (su hijo) sabe todo sobre Jesús. Para los musulmanes, Jesús es un profeta de Dios. Y creemos que la Biblia se le fue revelada como la Torá le fue revelada a Moisés, antes. Nosotros amamos a Jesús, y el mensaje que le fue revelado.”


Seguramente, estas afirmaciones son un poco sorprendentes, para muchos, en particular los que no conocen mucho sobre el cristianismo o el islam. “Yo pensaba que los musulmanes no creían en Jesús,” pensarán algunos, “Que creían en otro Dios, y eran enemigos del cristianismo. Pero, aquí nos están aclarando que no es así.” Esta fue la reacción que vi de parte de algunos, por las redes, al escuchar este monólogo. Si los musulmanes creen en Jesús, la Biblia, y el mismo Dios que los cristianos, ¿cuál es el problema? ¿Cuál es el problema con esta escena?


Sheriff continúa, “Pero, también creemos que después del tiempo de Jesús, gracias a la interferencia humana, el cristianismo se desvió. Las personas alteraron el mensaje; sacerdotes, papas, reyes...Por eso es que hay tantas versiones de la Biblia. Las personas se metieron, ahí, e hicieron sus cambios. Pero, sí creemos que la Biblia contiene parte de la Palabra original de Dios. Pero, también creemos que Dios reveló al Corán como el mensaje final, para nunca ser alterado, para reafirmar las revelaciones originales de los profetas anteriores.”


La escena es emotiva, tocando un tema sensible, y nos presenta una perspectiva del islam que, seguramente, es nueva, para muchos. En un simple monólogo, Midnight Mass nos dice que el cristianismo ha sido corrompido, la Biblia ha sido distorsionada, no es confiable, y la verdadera revelación de Dios es el Corán. Antes de que la audiencia pueda detenerse a analizar estas afirmaciones, el episodio continúa, y no vuelve a tocar el tema. La idea ha sido plantada, y con el tiempo florecerá. Pero, si echamos nuestras emociones a un lado, y nos ponemos a pensar, o si decidimos estudiar un poco más del tema, la falsedad del monólogo se vuelve claro.


Mientras escuchaba el monólogo, me preguntaba, ¿Es Dios tan impotente e inútil que no puede ni tan siquiera preservar Su propia revelación? Y si no fue capaz de hacerlo con el mensaje que le dio a Jesús, ¿qué te hace pensar que lo hará con el Corán? ¿Cómo podemos creerle y confiar en un Dios que, en el pasado ha demostrado ser incapaz de preservar Su Palabra? Usar ese argumento en contra de la Biblia para intentar restarle credibilidad, en realidad termina restándole igual credibilidad al Corán...pero, no pienses mucho.


Esta es la manera en que ideas falsas se propagan en la cultura; por medio del arte. Ocurrió con el famoso libro y película, “El Código DaVinci,” en donde muchas personas salieron del cine creyendo que Jesús había sido casado, que hubo una gran conspiración para esconder Su linaje, y que los libros de la Biblia fueron escogidos por Constantino, a conveniencia, quemando cualquier libro que él no quería que fuera parte de la Biblia. No importa de que no existe ni un solo rastro de evidencia de que Jesús era casado o tuviera una hija. No importa que se sabe, categóricamente, que Constantino no tuvo nada que ver con la formación del canon bíblico (los libros de la Biblia). Lo que importa es que sea interesante, apele a las emociones, y esto es suficiente como para convencer a las personas.


Lo mismo ocurre con esta escena de Midnight Mass. No importa que tengamos una abundancia de evidencia, incluyendo miles de manuscritos y evidencia arqueológica e histórica que demuestra que la Biblia no ha sido alterada. No importa que los musulmanes no creen en el mismo Jesús que los cristianos, ya que rechazan la idea de que Jesús es Dios, o el Hijo de Dios. No importa que ellos rechazan toda parte de la Biblia que no se pueda usar para sustentar al islam. En fin, no importa que casi todo lo que Sheriff dijo en esa escena sea falso. Lo que importa es que se exprese con pasión, mueva nuestras emociones, y así se logra que la audiencia comience a dudar de la verdad del cristianismo. De nuevo, la idea ha sido plantada, y con el tiempo florecerá. Por tal razón, no me fue sorprendente ver a una persona que llevo siguiendo en Twitter y Youtube por los últimos 5-6 años decir que había aprendido más sobre el islam en ese solo episodio de lo que había aprendido toda su vida en la iglesia. Tan pronto terminó la serie, se fue a Amazon, y mandó a pedir el Corán. Estamos hablando de un supuesto creyente de toda la vida, criado en la iglesia, y que ahora se vio convencido sobre la verdad del islam por una simple escena. Menciono esto por si alguno que me lee piensa que estoy siendo muy alarmista o crítico, tomando una obra de ficción muy seria o literal, como si realmente estas cosas no influyeran a la sociedad. Sí influyen, y es la razón por la cual sentí la necesidad de responder. Pero, volvamos al tema principal, que es el problema del sufrimiento, y la existencia de Dios.


A lo largo de la serie, Flanagan nos va presentando diversas situaciones de sufrimiento que nos hacen cuestionar el por qué Dios permite que esto ocurra. Una y otra vez, la respuesta que nos ofrece la serie, por medio de una frase que se repite en casi todos los episodios, es que, “Dios trabaja de manera misteriosa.” ¿No te satisface esa respuesta? Ese es el punto. La intención de esta frase es pintar una imagen del cristianismo que no tiene respuestas para preguntas como estas, y que, para ocultar su ignorancia, dicen cosas como que Dios trabaja de manera misteriosa. Te lo dicen tantas veces que es inevitable comenzar a creerlo. Una vez se establece esta imagen infantil e ignorante del cristianismo, incapaz de responder a nuestras preguntas más importantes a lo largo de 6 episodios, en el séptimo y último episodio Flanagan nos ofrece una “mejor” alternativa: Dios no existe.


En uno de los episodios anteriores, vemos una conversación entre dos de los protagonistas, Erin y Riley, en donde ambos están ofreciendo sus respectivas perspectivas sobre lo que ocurre después de la muerte. Cabe notar que Erin es cristiana, mientras que Riley no. Riley nos pinta una imagen preciosa en donde, en sus últimos momentos de vida, las neuronas del cerebro comienzan a “disparar,” trayendo a la mente una mezcla de memorias e imaginaciones mientras las células del cuerpo van muriendo, una a una. Una vez muerto, la persona se descompone, y sus átomos y moléculas son esparcidas por el universo, regresando a las estrellas donde se dice que comenzó la vida. Al personaje se le aguan los ojos mientras describe este evento, y se supone que uno sienta un sentido de paz, mientras lo escucha. De nuevo, apelación a las emociones.


Por otro lado, Erin, la cristiana, comienza a describir su perspectiva sobre la muerte, igualmente preciosa, en donde la persona va al cielo, es arropada por el amor de Dios, y un día los demás seres queridos serán reunidos en Su presencia, viviendo eternamente felices. El propósito de esta escena es demostrar que ambas creencias ofrecen un sentido de paz, y por lo tanto ambas creencias son igual de válidas. La idea detrás de esto, explicado dos o tres episodios más tarde, es que la religión fue creada para explicar lo no-explicable, y para vencer el miedo a la muerte del hombre primitivo. Pero, según Flanagan, existen otras alternativas que ofrecen esa misma paz, sin necesidad de apelar a Dios, y por lo tanto, son preferibles.


SPOILERS para el último episodio.

El último episodio termina con la muerte de Erin, y en sus últimos momentos, ella comienza a recordar aquella conversación con Riley, pero, en esta ocasión su descripción sobre la muerte cambia. Ahora, en vez de describir su entrada al cielo, siendo abrazada por Dios, comienza a describir una experiencia casi idéntica a la que había descrito Riley. En otras palabras, en este momento se nos es confirmado que, en Midnight Mass, Dios no existe, pero, en vez de desilusionarse, Erin comienza a entender la “verdad” de la vida, y encuentra paz. Idea sembrada.


Pero ¿cuál es esa verdad? “No hay tiempo,” Erin nos dice, sonriendo. “No hay muerte. La vida es un sueño. Es un deseo, repetido una y otra vez y otra vez y otra vez, eternamente. Y yo soy todo eso. Soy todas las cosas. Soy todo. Yo soy el que soy.”


No sé cuántos que me están leyendo comprenden la magnitud de las palabras que acaban de leer. Esa frase, “Yo soy el que soy,” es una cita directa de Éxodo 3:14, en donde Dios se revela con esas mismas palabras. “YO SOY EL QUE SOY,” es decir, “YHWH” (lo cual algunos traducen como “Jehová”), es el nombre sagrado de Dios, pero, a través de este personaje de Midnight Mass, Flanagan nos está diciendo que ese nombre, en realidad, nos pertenece a nosotros.


¡Blasfemia!


Según Flanagan, Dios es el universo, nosotros somos parte del universo, y, por lo tanto, nosotros somos Dios. Erin continúa explicándonos que, “Nosotros somos el cosmos soñando consigo mismo,” pero que siempre olvidamos ese sueño, y, por lo tanto, nos olvidamos de que somos Dios. Qué absurdo. Para Flanagan, el problema del sufrimiento demuestra que Dios no puede existir, y nos ofrece una alternativa que, para él, nos puede dar la misma paz que nos da creer en Dios. “No tengas miedo,” nos dice. “Sé que es difícil dejar atrás tus creencias religiosas, pero date cuenta de que son falsas, y existen mejores alternativas.” Con ese final, queda sellado en mi mente que Midnight Mass no es una simple serie de horror sobre vampiros, sino que es pura propaganda para el naturalismo. Pero, en su intento de presentar un naturalismo que nos da la misma paz que nos da creer en Dios, termina presentándonos una amalgama de creencias tan absurdas que, si tuviéramos tiempo, las podríamos refutar, una por una. Pero, no tenemos tiempo. El episodio se acaba, y con él se acaba la serie, y el espectador continúa con su vida, idea plantada en su mente que Flanagan espera que florezca la próxima vez que experimentes sufrimiento.


Lo triste de esta serie es que, aún si la vemos como mero entretenimiento, sin ninguna de las intenciones ocultas que he mencionado aquí, además de tener el efecto que he descrito (evidenciado por la reacción de personas como el que mencioné arriba que compró un Corán), la serie, como todo arte, es un reflejo de la realidad. Demasiadas personas creen como cree Flanagan, que el cristianismo no nos ofrece respuestas satisfactorias a nuestras preguntas más profundas, que el sufrimiento demuestra que Dios no existe, y que la mejor alternativa es repudiar a Dios y aferrarse al naturalismo. Como mínimo, entonces, Midnight Mass representa una realidad que la iglesia tiene que reconocer y enfrentar. Y, esa es mi intención con este escrito.


Midnight Mass, entonces, hace tres puntos principales. Primero, el sufrimiento demuestra que Dios no existe. Segundo, el cristianismo no tiene respuestas adecuadas para el problema del sufrimiento. Y, tercero, el naturalismo nos ofrece paz, ante la muerte y el sufrimiento. Vamos uno por uno.


A. El Sufrimiento No Demuestra Que Dios No Existe


Si recuerdan, el argumento en contra de Dios, en base del sufrimiento, parte de la premisa de que, si Dios es amor, no debería de existir sufrimiento. Mi pregunta es, ¿por qué? ¿Cómo sabemos que tal Dios no tiene razones suficientes como para permitir el sufrimiento? ¿Acaso nosotros somos omniscientes como para saber esto? El argumento parte de una premisa que no puede ser probada. Por lo tanto, para poder refutarla, solo hay que demostrar que es posible que Dios tenga razones suficientes como para permitir el sufrimiento. Fíjense que no es necesario saber estas razones; solo es necesario admitir que es posible que tales razones existen. Así, que, le pregunto al lector, ¿es, por lo menos, posible que Dios tenga razones suficientes como para permitir el sufrimiento? La respuesta tiene que ser, necesariamente, que sí. De lo contrario significaría que nosotros somos omniscientes, conocemos todas las posibles razones para permitir el sufrimiento, conocemos perfectamente el plan y la voluntad de Dios, y luego de eso hemos concluido que ninguna de esas razones justifica el sufrimiento. Racionalmente, entonces, no existe ninguna contradicción real entre la naturaleza de Dios, y la existencia del sufrimiento.

Más allá de eso, utilizar el sufrimiento como evidencia de que Dios no existe es reconocer que existe tal cosa como el bien y el mal, objetivamente hablando. Estamos diciendo que, por ejemplo, es objetivamente malo que un niño muera de cáncer, o que alguien sea asesinado, y que lo contrario es objetivamente bueno. El problema con esto es que, como se ha demostrado a través del Argumento Moral, la moralidad objetiva (el bien y el mal) no puede existir sin Dios. Para poder tener una moralidad objetiva, Dios tiene que existir. Pero, si Dios existe, el sufrimiento no puede ser evidencia de que Dios no existe. Al contrario, el hecho de que reconocemos que el sufrimiento, por lo general, es objetivamente malo, ¡es evidencia de que Dios existe! De lo contrario, ¿qué hay de malo, objetivamente hablando, con que una persona sufra? El primer punto de Midnight Mass, entonces, no tiene ninguna validez.


B. El Cristianismo Sí Tiene Respuestas Adecuadas


Lo que acabo de explicar en la sección anterior es parte de la apologética cristiana. La forma en que lo expliqué es solo una versión simple y resumida de un argumento mayor y mucho más profundo, pero debería de ser suficiente como para demostrar que la iglesia sí tiene respuestas adecuadas, solo hay que buscarlas. Claramente, entonces, la afirmación de que el cristianismo no tiene respuestas es completamente falsa. Pero, más allá de eso, yo argumentaría que el cristianismo no solo tiene respuestas, tiene la única respuesta adecuada al problema del sufrimiento.


El cristianismo enseña que el sufrimiento es producto del pecado, el cual nos separó de Dios, la fuente de todo lo bueno y de vida. Esto no quiere decir que, por ejemplo, te dio cáncer porque eres pecador. ¡Jamás! Lo que quiere decir es que, debido al pecado general, vivimos en un mundo caído. Y, en ese mundo caído existe sufrimiento. Ahora bien, la pregunta real es, ¿por qué Dios permite el pecado? Existen varias posibles respuestas, pero, para mí, la más convincente es que la única alternativa es robarnos de nuestro libre albedrío, lo cual nos roba de nuestra capacidad para amar y ser amados. Para poder tener libre albedrío, es necesario poder escoger, libremente, entre dos o más opciones. Si la única opción para el ser humano fuera amar y obedecer a Dios (no pecar), entonces no seríamos libres, sino que seríamos meras marionetas que Dios creó para Su propio disfrute. Pero, Dios no quiere marionetas, sino que quiere seres libres que escogen, libremente, amarle. El amor no puede ser forzado; necesita ser el producto del libre albedrío. Nadie te puede obligar amar a otra persona, pero tú sí puedes elegir amarlos. De la misma forma, Dios no puede obligarnos a amarle, pero nos puede dar la capacidad para elegir amarle. El poder disfrutar, libremente, del amor eterno de Dios es el mejor regalo que alguien pudiera tener. Pero, para poder obtenerlo, necesitamos libre albedrío. Y, para tener libre albedrío, es necesario poder pecar. La pregunta no es, entonces, ¿por qué Dios permite el pecado? La pregunta real es, ¿por qué nosotros elegimos pecar?


Además de ofrecernos una clara explicación del por qué existe el sufrimiento, el cristianismo nos ofrece una verdadera solución: Cristo. Dios nos promete que, un día, destruirá todo sufrimiento, muerte, enfermada, y enjugará toda lágrima que hemos llorado (Apocalipsis 21:4). Lo único que tenemos que hacer para disfrutar de ese día es creer en Jesús como nuestro Salvador. El cristianismo, entonces, ofrece una explicación al sufrimiento, nos dice el propósito del sufrimiento, y nos promete un final a ese sufrimiento. ¿Podrá la alternativa presentada en Midnight Mass ofrecer esto?


C. El Naturalismo No Ofrece Paz


Cabe notar que la versión del naturalismo que nos presenta Midnight Mass es completamente absurda, y en realidad resulta ser una amalgama de ideas. Primero, nos dice que Dios no existe, y que lo único que existe es el mundo material. Por tal razón, luego de la muerte, nuestros átomos y moléculas simplemente vuelven al universo que nos creó. Esto es el naturalismo. Sin embargo, si recuerdan, Erin también nos explica que nosotros en realidad somos el universo (el universo soñando con sí mismo), lo cual es una ideología llamada “panteísmo.” Pero, no se queda aquí, sino que termina diciéndonos que Dios es el universo, y que, por lo tanto, nosotros somos Dios, también. Esto es otra ideología llamada “panenteísmo.” Flanagan no nos ofrece una alternativa, entonces, sino que nos ofrece tres creencias distintas, las cuales se contradicen entre sí. El naturalismo y el panteísmo, por ejemplo, no creen en Dios, mientras que el panenteísmo dice que nosotros somos Dios. El naturalismo nos describe como seres que existen dentro del universo, pero distintos al universo, mientras que el panteísmo y panenteísmo afirman que somos el universo, mismo. No son 3 posturas complementarias, entonces, sino contradictorias, y esto es lo que Flanagan pretende que aceptemos como una alternativa superior al cristianismo.


Más allá de lo absurdo de estas posturas, mi pregunta real es, de ser ciertas, ¿realmente nos ofrecen una mejor respuesta que la que nos ofrece el cristianismo? Ya vimos que, si Dios no existe, no existe la moralidad objetiva. De ser así, ¿donde queda el problema del sufrimiento? Ninguna de estas posturas nos puede ofrecer una respuesta a un problema que, sencillamente, no existe. Pero, el problema del sufrimiento es inescapable. Todos lo percibimos, porque todos sufrimos. Decir que simplemente no existe no es una respuesta adecuada. Si de verdad Dios no existe, no deberíamos de tener ningún problema con el sufrimiento. Lo deberíamos de simplemente aceptar como parte de la vida, y ya. Pero, sabemos muy bien que esto no es posible, ni nos resuelve, satisfactoriamente, nuestro problema con el sufrimiento.


Igualmente, si alguna de estas posturas es cierta, significa que no existe ningún propósito detrás del sufrimiento, ninguna mente inteligente dirigiendo nuestro destino final, sino que simplemente somos accidentes cósmicos, flotando por el universo, esperando el día en que todo esto dejará de existir. En tal realidad, no importa si eres una buena o mala persona, tu destino final (la muerte y la no-existencia) será la misma. Tampoco existe ninguna garantía de que habrá justicia final, ya que, por ejemplo, un asesino en serie mata a tus seres querido, luego se suicida, y se va flotando por el universo hasta el fin, escapando toda justicia. ¿Esto te da paz? ¿Te da paz saber que nada de lo que haces tiene ningún valor real porque, al final de todo, todo dejará de existir? Nada de lo que hacemos, o dejamos de hacer, en esta vida hará ninguna diferencia en nuestro destino final. No recordarás si viviste bien o mal, si fuiste feliz o no. Sencillamente, dejarás de existir, y no habrá importado. ¿Eso te da paz? ¿Ese es el mundo en el que prefieres vivir?


Si tu respuesta es “si,” a la pregunta anterior, ¿por qué no haces todo lo que te de la gana hacer, cuando te de la gana hacerlo? Si quieres ir a trabajar, trabaja, pero si no, no. ¿Qué importa? Si quieres violar a alguien hazlo. ¿Qué diferencia hace si lo haces o no? Perdonen mi crudeza, pero es la realidad del asunto. En un mundo en donde no existe Dios, y el destino final es el mismo para todos, y nada de lo que hagamos hará ninguna diferencia, ni tiene ningún valor, no hay razón para no vivir nuestras vidas como queramos, sean vidas buenas o malas.

La respuesta final que nos ofrece Midnight Mass no es una alternativa que realmente nos da paz. Si nos detenemos a analizarla, nos damos cuenta de que, básicamente lo que se nos está diciendo es que esta vida no importa. Tu sufrimiento no importa. Mi sufrimiento no importa. Todo esto es un sueño que terminará de la misma forma para todos. No hay propósito. No hay solución. No ha justicia. Simplemente vivirás una vida, llena de sufrimiento, y eventualmente morirás. Ya. Si eres un ser humano, como yo, claramente esta respuesta no te dará ninguna paz, y te darás cuenta de que no es viable. No se puede vivir así porque nos volvemos locos. Si el mundo entero realmente creyera esto, sería caos, desesperación, suicidios, etc. En contraste, la Biblia nos enseña que fuimos creados por Dios con propósito, valor innato, y nos promete justicia, el fin del sufrimiento, y vida eterna.


En fin, Midnight Mass nos presenta una realidad mucho más aterradora que la existencia de un mero vampiro, mientras nos dice que aceptemos esta realidad, y rechacemos a Dios. Pero, más allá de eso, nos presenta una realidad con la que la iglesia tiene que lidiar: el sufrimiento existe, se nos hace difícil creer en Dios, y la iglesia ha sido demasiado imperfecta. Esta es la perspectiva que muchos tienen, y la iglesia necesita despertar, darse cuenta de esa realidad, y trabajar fervientemente para corregir esa imagen.

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