top of page
Buscar

Indisciplinados, Desobedientes, y Malos Ejemplos

“…Y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.” Mateo 5:22


Quiero empezar aclarando que, en este blog, no estaré avalando ni criticando ninguna postura en particular sobre el cierre de las iglesias en medio de la pandemia. Si quieres saber mi postura sobre ese tema, puedes ir aquí, y aquí. En este blog, mi enfoque principal será la respuesta que vi de muchas personas, la mayoría cristianos, hacia otros cristianos que pretendían resistir la orden ejecutiva de la gobernadora, en el caso de que decidiera cerrar los templos. Como muy bien saben, sólo se añadieron algunos criterios adicionales de seguridad, pero los templos podrán mantenerse abiertos (por ahora).

Ante este posible cierre de los templos, algunos cristianos comenzaron a afirmar que no iban a cerrar sus iglesias, y que iban a resistir la orden ejecutiva en defensa de nuestros derechos constitucionales. Incluso, un grupo en particular de cristianos estaban preparados para demandar al gobierno, si tal cierre se hubiera dado. En respuesta a estos grupos, muchos comenzaron a atacar y a criticar. Muchos citaron el principio del “bien común” como un argumento en contra de tal resistencia, mientras que otros lo llevaron aún más lejos y comenzaron a tachar a estos grupos como indisciplinados, desobedientes, y malos ejemplos. Indisciplinados, porque son desobedientes, y malos ejemplos porque son indisciplinados.

Por el momento, echaré hacia un lado a este primer grupo (del bien común), a pesar de que existen muchos problemas con este concepto, y el utilizarlo de esta manera establece un precedente potencialmente peligroso para el futuro. ¿Qué pasará, por ejemplo, cuando un día la sociedad determine que las iglesias o la religión, en general, presenta una amenaza para el bien común? ¿Resistiremos? Pero, eso es tema para otro día.

Mi enfoque principal, hoy, es este segundo grupo que decidió ponerle etiquetas negativas a todo cristiano que decidiera resistir a la orden ejecutiva, y de esta manera invalidar sus posturas sin ningún tipo de diálogo. Esto es casi la misma táctica que muchos usaron en contra de los cristianos que afirman el matrimonio entre un hombre y una mujer, llamándoles fanáticos intolerantes, o fundamentalistas, y de esta manera evitar todo tipo de diálogo o interacción con sus creencias. No importa si tienes razones para creer lo que crees. Tampoco importa si tus razones son válidas, o no. Lo que importa es que, si afirmas el matrimonio entre un hombre y una mujer, eres un fanático, y a los fanáticos no se le toman en serio.

De la misma manera, muchos le pusieron el sello de “indisciplinados” a todo aquel que dijera que iba a mantener a sus templos abiertos, y de esta forma evitar analizar sus razones para ver si eran válidas o no. Cuando se le pone un sello a algo, es más fácil rechazarlo sin pensar.

Pero, ¿cómo reaccionarían si hubieran estado de acuerdo con sus razones? Es decir, si hubiéramos estado de acuerdo con que cerrar los templos es una injusticia, un atento contra la libertad religiosa, incluso un ataque o límite a nuestra fe, ¿aún así consideraríamos indisciplinados mantener a los templos abiertos? La realidad es que no tenemos que pensar hipotéticamente para responder a esta pregunta, ya que la historia demuestra cuál sería nuestra reacción. En las diversas luchas en contra de la injusticia, tal como lo fue la lucha por los derechos civiles en los 1950s y 60s, la desobediencia civil ha sido esencial.


Como sociedad, casi todos estamos de acuerdo con que hay que resistir la injusticia, y no nos podemos someter a leyes o imposiciones que son injustas, o que hacen daño, en particular cuando estas leyes violan nuestros derechos humanos o nuestra fe. Los dos ejemplos más memorables de la desobediencia civil los vemos en Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr. (MLK). El primero era hindú, mientras que el segundo fue cristiano. Muy pocos conocen sobre la historia de Gandhi, así que me enfocaré en MLK. En este caso, me pregunto, ¿fue MLK indisciplinado y mal ejemplo al resistir las exigencias del gobierno? ¿Consideraríamos a MLK como un mal cristiano por su desobediencia civil? Claramente, la respuesta es, no.

“Pero, no es lo mismo,” están pensando muchos. “MLK estaba luchando por los derechos civiles, una causa justa, y no estaba atentando en contra del bien común.” Muy bien. Estoy dispuesto a aceptar esa premisa (aunque el concepto del bien común es debatible, en mi mente). Pero, ahora tú tienes que estar dispuesto a admitir, entonces, que no es que el asunto de mantener a los templos abiertos en contra de la orden ejecutiva es uno de indisciplina, sino que simplemente es uno con el que no estás de acuerdo. Es interesante que los opositores de MLK lo consideraban un estorbo a la paz, un indisciplinado, y una figura de desobediencia y caos. Pero, los que estamos de acuerdo con su causa lo consideramos un revolucionario valiente, luchando por los derechos humanos, todo bajo principios cristianos. Interesante, ¿no?

De la misma forma, si estuviéramos de acuerdo con las razones de estos cristianos para resistir a la orden ejecutiva, no creo que los estaríamos tachando de indisciplinados, desobedientes, y malos ejemplos. Por lo tanto, ¿por qué lo hacemos?

Una cosa es no estar de acuerdo con las razones para la desobediencia civil, y otra cosa es estar en contra de la desobediencia civil, en general.

Si no estás de acuerdo con la desobediencia civil en respuesta a la injusticia, pues eso es tu opinión y tu derecho. Pero, no podemos aplaudir la desobediencia civil de aquellos con los que estamos de acuerdo, y tachar de indisciplinados a aquellos con los que no estamos de acuerdo.

En el blog anterior, yo critiqué la postura de John MacArthur sobre este mismo tema. Pero, si leíste ese blog, verás que las dos cosas que yo estaba criticando eran: 1) su mal uso de la Palabra; 2) su llamado a asistir a los templos sin restricción alguna. Ambas posturas las considero peligrosas, y fueron a esas posturas a las que respondí. Pero, jamás taché a MacArthur de ninguna manera despectiva (y si lo hice, pido perdón), mucho menos pintarlo como un mal cristiano, como muchos hicieron en este momento con aquellos que querían resistir la orden ejecutiva.

Hay algo que debemos de entender sobre estas personas. No puedo hablar sobre todos, porque no los conozco. Pero, en base de lo poco que pude ver y leer, creo que el siguiente análisis es apropiado. La mayoría de estas personas entendían que la orden ejecutiva es una violación a los derechos constitucionales y que atenta contra la fe cristiana y la libertad religiosa. Algunos pocos, incluso, entienden que, de por sí, la iglesia virtual no es bíblica, ya que la Biblia nos manda a congregarnos (lo cual interpretan como una congregación física). Y, por otro lado, debemos de entender que, si de verdad es un asunto del bien común, el gobierno también debió haber prohibido las campañas y caravanas políticas. Sin embargo, sabemos que no fue así. Los políticos estuvieron rompiendo sus propios reglamentos por semanas, a nombre de la política, para después pretender quitarle la libertad al pueblo para “prevenir” más contagios. Eso tiene un nombre, el cual no me es necesario mencionar aquí.

Mi único punto es el siguiente. Quizás tu no estás de acuerdo con ninguna de estas afirmaciones, o si estás de acuerdo, quizás no estás de acuerdo con que esta es la respuesta apropiada de parte de la iglesia. Eso está muy bien. Para eso es el diálogo y la libre expresión. El problema no es que estemos en desacuerdo con la desobediencia civil, en esta ocasión; el problema es que, como no estamos de acuerdo, criticamos y etiquetamos de manera despectiva a aquellos que sí están de acuerdo.

Cristiano que me lees, eso no es digno de un cristiano.

Si muy bien es correcto que el cristiano debe de ser buen ciudadano y obedecer las leyes del mundo (1 Pedro 2:13-17; Tito 3:1), también es correcto que debemos de resistir toda ley injusta que atenta contra nuestra fe (Hechos 5:27-29). Esto no se llama ser indisciplinado o mal ejemplo; esto es simplemente ejercer nuestros derechos constitucionales.

Repito, no tenemos que estar de acuerdo con estas personas en este momento, ni tampoco tenemos que estar de acuerdo con que la desobediencia civil es la respuesta correcta ante esta situación. Para decir más, no tenemos ni tan siquiera que creer en la desobediencia civil, en ninguna circunstancia. Pero, en el momento en el que comenzamos a etiquetar y referirnos los unos a los otros de manera despectiva, nosotros mismos dejamos de ser buenos ejemplos, convirtiéndonos precisamente en aquello que estamos criticando.

Como cristianos, debemos de tener un poco más de amor y empatía por las personas con las que no estamos de acuerdo. No es simplemente aceptar lo que hace otro porque “es su derecho.” No. Si no estamos de acuerdo, creo fielmente en denunciarlo y, más importante aún, dar espacio para el diálogo. Lo que no podemos hacer es dejar de mostrar este amor y empatía y comenzar a atacarnos personalmente, mostrándole al mundo una iglesia dividida. Creo que eso hace más daño de lo que estamos intentando prevenir.

Sigamos siendo iglesia, con o sin templos abiertos. Sigamos practicando las medidas de seguridad, siendo ejemplos para el resto del mundo. Sigamos sirviendo, proclamando el evangelio, y glorificando a Dios. Sigamos amándonos, los unos a los otros. Jamás permitan que nuestras diferencias nos lleven a atacarnos nosotros mismos, sino que mostremos amor y empatía, buscando el diálogo, en vez del debate, y de esta manera (entre muchas otras) seremos luz.

51 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page