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El Día Que Vi El Futuro


Hace unas semanas atrás, tomé un viaje de vacaciones con dos de mis mejores amigos. Estuvimos una semana en los estados unidos, visitando varios estados y ciudades, comenzando en Pennsylvania y culminando en Boston. Disfrutamos mucho. Pero, una de las ciudades me impactó de tal manera que supe, en ese momento, que eventualmente me tendría que sentar a escribir sobre esa experiencia. Este es ese momento.


Una de las ciudades que visitamos fue Pittsburgh, una ciudad conocida por su pasado industrializado en donde era una de las ciudades más ricas del mundo debido a su producción y exportación de acero. Lamentablemente, debido a la disminución en el mercado del acero, el comercio de la ciudad ha disminuido drásticamente, aunque si te dejaras llevar por lo bonita que es la ciudad, nunca te lo imaginarías. La ciudad parece una versión miniatura de New York, pero honestamente con más belleza, y un mejor trato de parte de las personas. Tan pronto llegamos, una de las cosas que nos tomó de sorpresa era que, a pesar de ser una ciudad metropolitana, las calles estaban vacías. Es probable que esto se debe a la situación de la pandemia, pero no dejaba de ser raro estar en una gran ciudad con tan poca gente.


Otro detalle que notamos de inmediato fue la cantidad de iglesias gigantes y antiguas en la ciudad. Cada vez que pasábamos por una, la señalábamos por lo precioso que eran, y en mi mente, pensaba, “Claramente, la religión es importante aquí.” En uno de los días que estuvimos en la ciudad, decidimos visitar un museo en una mansión de una de las personas más ricas de Pittsburgh. Era domingo, y de camino al museo vimos muchas iglesias, a lo cual ya estábamos acostumbrados. Pero, en particular lo que nos llamó la atención ese día era que todas estaban vacías. No nos encontramos con ninguna iglesia abierta. No vimos ningún culto, personas entrando ni saliendo, etc. A todos nos estuvo raro, pero se lo atribuimos a la pandemia, y continuamos hacia el museo.


En el museo, mientras esperábamos el comienzo del tour, la guía nos dijo que Pittsburgh a penas estaba comenzando a reabrir desde la pandemia, y que esa era la razón por las calles tan vacías. En respuesta, le comentamos nuestra observación de las iglesias, pensando, “Ah, por eso es que están todas cerradas. Es que a penas están comenzando a reabrir.” Inmediatamente, la guía expresó un gesto de incredulidad, y respondió, “Eh...lo de las iglesias es otra cosa. Lo que pasa es que, en el pasado, la religión era algo bien importante en Pittsburgh, y por eso hay tantas iglesias. Pero, ya no. Muy pocas personas van a las iglesias, hoy día. La mayoría están cerradas, y algunas han sido convertidas en museos o barras” (la foto que usé al inicio es de una de estas iglesias que fue transformada en una cervecería).


Este fue el día en el que vi el futuro.


Desde ese momento, no he podido dejar de preguntar, ¿Qué pudo haber ocurrido para que una ciudad entera simplemente abandone la religión tan marcadamente? ¿Qué lleva a una ciudad a dejar de ir a la iglesia, creer en Dios, y simplemente cerrar las iglesias? Y, una vez contestadas estas preguntas, ¿Habrá manera de evitar que esto ocurra en Puerto Rico?


Antes de comenzar a escribir, decidí buscar las estadísticas de la religión en Pittsburgh. Mi pensar era demostrar, estadísticamente, que la mayoría de las personas en Pittsburgh eran ateos, o no-creyentes, y quizás buscar alguna estadística antigua para ver en qué momento esto cambió. Sin embargo, cuando busqué estas estadísticas, me sorprendió lo que encontré. Según un estudio relativamente reciente, enfocado en el área metropolitana de Pittsburgh (justamente donde nos encontramos con tantas iglesias cerradas), ¡el 78% de la población dice ser cristiana! Para mi sorpresa, la cantidad de ateos en Pittsburgh era básicamente el mismo porcentaje que los ateos en los estados unidos, en general (3%). Esto quiere decir, entonces, que las iglesias en Pittsburgh estaban vacías y cerradas, a pesar de que la mayoría de las personas dicen ser cristianas. Encuentro esto verdaderamente increíble. Pero, quiero resaltar algunos números adicionales que, para mí, reflejan la realidad del cristianismo en estos tiempos.


Como mencioné, el 78% de la población en Pittsburgh dice ser cristiana. Sin embargo, solo el 69% de la población dice creer en Dios con certeza. Esto quiere decir que hay personas que dicen ser cristianos, pero no saben, en realidad, si Dios existe, o no. Esto es un problema real. Pero, el problema se vuelve más chocante cuando sigues mirando los números. A pesar de que el 78% de las personas en Pittsburgh dicen ser cristianas, solo el 50% dicen que la religión es importante en sus vidas, solo el 29% asiste a la iglesia por lo menos una vez por semana, y el 54% ora diariamente.


Pero, mi estadística “favorita” de este estudio es la siguiente: el 69% de la población nunca, o casi nunca, estudia la Palabra, y el 57% ni tan siquiera lee la Biblia. Esto quiere decir que la gran mayoría de las personas que dicen ser cristianas no estudian ni leen la Palabra de Dios. Con esta gran falta de fundamento bíblico, no es sorprendente ver los siguientes números: El 64% piensa que el bien y el mal depende de la situación (o sea, no creen en un estándar de bien o mal absoluto), el 31% no cree que la Biblia es la Palabra de Dios, el 51% cree que el aborto debería de ser legal en todos o la mayoría de los casos, el 69% piensa que el homosexualismo debería de ser aceptado, el 51% apoya fuertemente el matrimonio entre parejas del mismo sexo, y el 33% piensa que los seres humanos evolucionamos por procesos naturales.


Otra estadística impresionante es que el 78% de la población de Pittsburgh creen en el cielo, pero solo el 56% cree en el infierno. El que ha escuchado algún sermón en los pasados años o meses no se debería de sorprender con esta última estadística.


Cuando analizamos todas estas estadísticas, vemos que el problema no es que las personas están dejando de creer en Dios, o que el ateísmo se está apoderando del mundo. La gente sigue llamándose cristiana. El problema es que el tipo de cristianismo que muchos están profesando, además de no estar centrado en la Palabra de Dios, es un cristianismo superficial, liberal, y emocional. Yo diría que esto no es cristianismo, pero para los efectos de este escrito le seguiré llamando así.


Ahora, ¿cómo esto se compara con Puerto Rico? En Puerto Rico es un poco más difícil conseguir estadísticas tan completas como las de Pittsburgh y otros lugares ya que casi siempre los estudios de Puerto Rico son una pequeña parte de un estudio mayor. Incluso, los estudios enfocados en Puerto Rico, como tal, tienden a ser estudios amplios, con una pequeña parte dedicada a estos temas. Aún así, según un estudio del 2010, el 96.9% de la población en Puerto Rico se identificó como cristiana. Un estudio más reciente, detallando las creencias religiosas, en general, y no solo el cristianismo, indica que el 96.9% de la población en Puerto Rico cree en Dios, mientras que el 85.9% cree en el cielo, lo cual parece sustentar el estudio del 2010. Sin embargo, a pesar de esto, solo el 44.9% de la población asiste a la iglesia por lo menos una vez a la semana, y un gran porcentaje (no tenemos los números exactos) apoyan al divorcio, la homosexualidad y las relaciones prematrimoniales.


Yo sé que tantos números puede ser un poco cansón leer, y un poco difícil de entender sus implicaciones, así que haré algunas observaciones. Primero, aunque los porcentajes en Puerto Rico son, en general, más altos que los de Pittsburgh, en mi opinión los números representan una historia similar. Al igual que Pittsburgh, la mayoría de la población de Puerto Rico se identifica como cristiana, pero, también al igual que Pittsburgh, un porcentaje significativamente menor que el porcentaje de cristianos va a la iglesia. En otras palabras, un gran porcentaje de las personas que dicen ser cristianas en Puerto Rico casi no asiste a la iglesia. Similarmente, como fue el caso en Pittsburgh, un gran porcentaje de personas en Puerto Rico apoya prácticas que la Biblia no apoya, como el divorcio, el homosexualismo, y el sexo prematrimonial. En otras palabras, a pesar de ser cristianos, la mayoría de las personas apoyan y viven vidas no-cristianas.


Cabe notar que, al igual que en Pittsburgh, la cantidad de personas en Puerto Rico que cree en el infierno (62%) es significativamente menos que los que creen en el cielo (86%). ¿A qué se deberá este fenómeno? Muy probablemente se debe a la naturaleza de los mensajes que se predican en las iglesias, hoy día, la mayoría de los cuales están centrados en la esperanza y en hacernos sentir bien, y no en la salvación de nuestros pecados. Sin embargo, de esto se trata el evangelio (el perdón de nuestros pecados). Pero, demasiados predicadores enseñan que Jesús vino, no a morir por nuestros pecados, sino para ayudarnos a ser mejores personas, para darnos esperanza en una vida llena de sufrimiento, para reformar la sociedad, etc.


En otras palabras, el evangelio que se predica hoy día está centrado en el aquí, ahora, y no en la eternidad. Mientras escribo esto, me viene a la mente las palabras de Jesús, “Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Marcos 8:37). Este énfasis en el aquí y ahora se puede ver en el significado de la “religión,” según las personas encuestadas en el estudio sobre Puerto Rico. Según el estudio, el 82.1% de la población define la “religión” como, “Encontrar el sentido de la vida en este mundo,” mientras que solo un 17.9% lo define como, “Encontrar el sentido de la vida después de la muerte.” Esto es algo que nos debería de preocupar. Este énfasis en esta vida, ignorando que el evangelio se trata de la vida eterna, produce cristianos buscando de Dios para que Él actúe en sus vidas, ahora, y no porque se han dado cuenta que necesitan Su perdón. En otras palabras, este énfasis produce un cristianismo que no ofrece salvación. Mientras las personas están tan enfocadas en mejorar su condición actual, ignoran que su eternidad está en peligro.


Cuando miramos estos números, yo veo a un Puerto Rico que va por el mismo camino que el resto del mundo. En particular, cuando los comparo con los de Pittsburgh, me preocupa que ese sea el futuro que nos espera. Puerto Rico está lleno de iglesias en cada esquina. Por esta razón, creo que nos hemos creído que el cristianismo en Puerto Rico nunca morirá. “Somos un país bendecido,” decimos; “la isla del Cordero.” Y, mientras decimos esto, el país se va perdiendo cada día más.


Para mí, es claro que el futuro del cristianismo en Puerto Rico está en peligro, y no veo que la iglesia esté haciendo algo para prevenir tal futuro. Con esto en mente, quisiera ofrecer otro estudio que relata las razones principales por la cual las personas (jóvenes) se están yendo de las iglesias en los estados unidos. Según el estudio, la razón principal por la cual los jóvenes abandonan la iglesia es porque, sencillamente, no creen (49%). Y, ¿por qué no creen? Las razones más comunes son: “Aprender sobre la evolución en la universidad,” “Demasiados cristianos haciendo cosas no-cristianas,” “Pensamiento crítico hace que la religión sea inútil,” “La falta de evidencia científica de un Creador,” “Estoy aprendiendo mucho, y estudiando, y tomando decisiones propias.”


Si miras estas y otras razones que ofrece este estudio, notarás que todas están centradas en dos aspectos principales: 1) El intelecto; 2) El comportamiento de muchos cristianos. En el estudio que se hizo en Puerto Rico no encontré nada sobre la cantidad de personas que leen o estudian la Palabra, pero me atrevería a decir que los números están muy cercas a los de Pittsburgh. En mi experiencia, la gran mayoría de las personas cristianas no conocen de la Palabra, y no toman el tiempo para aprender. He escuchado mensajes predicados desde el altar que no tienen ningún fundamento bíblico. Sin embargo, nadie se da cuenta, y la mayoría se va de los cultos sintiéndose que fueron ministrados por Dios. ¿Por qué? En mi opinión, esto se debe a que la mayoría de las personas no leen la Biblia, ni la estudian, y por lo tanto no tienen el conocimiento suficiente como para determinar si un mensaje es bíblico, o no.


¿Cuántas personas conoces que saben lo que significa la apologética? ¿Sabes, tú, lo que es la apologética? Seguramente, si estás leyendo esto, me has escuchado hablar sobre la apologética en algún momento dado, así que no dudo que la mayoría contestaría que sí, a la segunda pregunta. Pero, en general, esto es no es el caso. Hace poco alguien me dijo que yo era una persona demasiado intelectual. La persona es cristiana, y no lo dijo en un sentido positivo. Al contrario, lo que quiso decir con eso era que yo carecía de una relación íntima o religiosa con Dios. ¡Qué atrevimiento! Esta misma persona no sabía que Jesús había declarado todas las comidas limpias, y que, por lo tanto, no existen prohibiciones alimenticias como las del antiguo testamento (Marcos 7:19).


En algún momento dado, Pablo nos pregunta, “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?” (Romanos 10:14). Yo me pregunto, ¿cómo creerán en un Dios que no conocen? El Jesús que muchos predican, hoy día, no es el Jesús de la Biblia. Pero ¿cómo nos daremos cuenta de esto si no conocemos al Jesús de la Biblia? Jesús mismo nos dijo que debemos de amar a Dios “con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37; énfasis mío). Lo que quiero decir con esto es que nosotros no podemos creer, adorar, o servir a un Dios que no conocemos. Pero, conocer a Dios va más allá de lo emocional o nuestra experiencia, sino que incluye nuestra mente (el intelecto). Demasiados cristianos ignoran el aspecto intelectual de nuestra relación con Dios porque se creen que tener ciertas experiencias emocionales es suficiente. Pero, si carecemos del conocimiento bíblico, ¿cómo sabemos si estas experiencias son genuinas? ¿Qué le decimos, por ejemplo, a un musulmán que dice haber recibido un milagro de Dios? O ¿un wicca (adoradores de la naturaleza) que dicen haber sido sanados por los espíritus de la naturaleza? ¿Qué hacemos con los hechiceros, santeros, y satanistas que afirman tener ciertas experiencias sobrenaturales?


Claramente, la experiencia (ni el intelecto) no lo es todo. Enfocarse en lo espiritual o lo intelectual es sumamente peligroso. Un cristiano íntegro necesita ambas. Lo que a algunas personas se les hace difícil entender es que el aspecto espiritual es distinto para todo el mundo. No todo el mundo necesita brincar y gritar para tener una experiencia con Dios. Esto no quiere decir que no tengo una relación íntima con Dios; solo significa que mi relación se manifiesta o se expresa de una manera distinta a la tuya. Pero, me estoy desviando un poco del tema principal.


Lo que he querido destacar, aquí, es que claramente hay una carencia intelectual en el cristianismo moderno, y a raíz de esto muchas personas se están yendo de la iglesia. En vez de señalar al que se cree demasiado intelectual, nos deberíamos de preguntar qué estamos haciendo para aclarar las dudas de los que están en la iglesia, contestar sus preguntas, enseñar la verdad, combatir las mentiras del mundo, etc., todo con tal de que las personas no se vayan buscando en el mundo lo que no encuentran en la iglesia (saciedad intelectual). Necesitamos estudiar más la Palabra. Necesitamos más clases bíblicas profundas y rigurosas. Necesitamos motivar más a las personas a querer ser parte de estos estudios. Necesitamos más mensajes que verdaderamente enseñen y prediquen la Palabra. Necesitamos más apologética. Necesitamos más.

Por otro lado, hay un grave problema en los estilos de vida que muchos cristianos viven, y por tal razón, también, muchas personas se están yendo de la iglesia. Como he dicho, ya, tantas veces en otros escritos y por otros medios, es verdaderamente increíble ver la cantidad de personas que dicen ser cristianas apoyar a ciertos artistas del mundo, vestir de cierta forma, hablar de cierta manera, escuchar cierta música, etc. Y, mientras estas personas se creen que no hay ningún problema con vivir de esta manera, y seguir siendo cristianos, otras personas ven estos comportamientos y están tomando la decisión de irse de las iglesias. Y, si nos creemos que nuestro comportamiento no debería de ser una excusa para que otro abandone su fe, les recuerdo las palabras de Jesús, en Su última oración antes de ser crucificado, “Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste...Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado” (Juan 17:21, 23).


En este pasaje, Jesús está orando para que nosotros, la iglesia, seamos uno. Y, la razón por la cual pide esto es para que el mundo crea en Él. En otras palabras, Jesús está afirmando que nuestro comportamiento influye en determinar si una persona decide creer o no creer. Por lo tanto, no podemos ignorar la importancia de nuestro testimonio, de ser cristianos íntegros, en público y en privado. De lo contrario, estamos proyectando una imagen de Dios que aleja a las personas, en vez de atraerlos.


En fin, hace unas semanas atrás vi el futuro, y me asusté. Actualmente, tenemos a un Puerto Rico que está siguiendo los pasos de otros lugares que un día eran cristianos, y hoy día no lo son. No hay palabras para describir lo impactante que fue ver tantas iglesias cerradas, aquel día, y la tristeza que sentí al enterarme la razón. Esto no es un futuro que quiero para Puerto Rico, y seguramente tú, tampoco, lo quieres. Por lo tanto, necesitamos actuar, hoy, no mañana. De lo contrario, solo necesitamos mirar a un lugar como Pittsburgh para ver lo que nos espera.

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