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¿Avivamiento, o Emoción?


Seguramente, a estas alturas todos han escuchado sobre el alegado avivamiento ocurriendo en Asbury, Kentucky, desde hace unas semanas. Lo que comenzó como un pequeño culto de oración entre jóvenes de una universidad, se convirtió en un evento de adoración y ministración que ha durado alrededor de una semana. Ya han visitado el lugar miles de personas, haciendo filas de horas solo por entrar y tener la oportunidad de experimentar y adorar a Dios. Verdaderamente, ha sido algo impresionante.


Pero, como todo evento de esta índole, el alegado avivamiento ha recibido muchas críticas, en particular de parte de cristianos que no creen en la validez de tal experiencia. La crítica principal del evento ha sido que es simplemente una experiencia emocional, con una carencia de fundamento bíblico. Se dice que no se está predicando el evangelio, y que las personas solo van al lugar para llenar las emociones, no para edificar su espíritu.


Cabe notar que este tipo de avivamiento no es algo nuevo, como tampoco lo son las críticas. Hemos tenido por lo menos dos grandes avivamientos en el occidente y en partes de Europa, ambos en los 1700s, y en ambos casos la crítica principal fue el mismo: que las personas estaban sustituyendo el estudio de la Palabra por las emociones; la sana doctrina por las experiencias (para más información sobre esto, pueden buscar: “The Story of Christianity Vol. II: The Reformation to the Present Day,” por Justo L. González, 2010).


El avivamiento en Asbury, Kentucky, entonces, ¿realmente es un avivamiento, o es pura emoción? Para contestar esa pregunta, les quiero contar una historia.


El que me conoce, sabe lo escéptico que soy para las cosas del Espíritu. No entraré en detalles, aquí, pero a temprana edad tuve una mala experiencia con una ministración en la iglesia, y desde entonces este tipo de experiencia me causa ansiedad. Cuando me convertí y comencé a crecer en la iglesia, seguía escéptico de todo aquello que parecía ser emocional. Todo desde ver personas llorando, hablando lenguas, o teniendo supuestas liberaciones, me causaba escepticismo. Básicamente todo lo criticaba en mi mente, y lo descartaba como emocional. Esto cambió el día que tuve mi propia experiencia sobrenatural.


Recuerdo que estaba en un culto en el cual participaron diversos jóvenes de diferentes iglesias y denominaciones, y el predicador era un invitado especial. Desde el inicio del culto, todo me parecía muy emocional, pero en particular cuando el predicador le tocó su parte. Recuerdo que tan pronto tomó el micrófono, comenzó a ministrar en voz alta, llamando personas al altar, etc. En mi mente pensaba, “No está ni predicando la Palabra. Solo vino a hacer un show para las personas.” Pero, mantuve mi silencio.


En algún momento durante su ministración, comienzo a cantar. Es un poco difícil explicarles lo que ocurrió, pero en esencia me encontré cantando una canción que no conozco, ni recuerdo la letra hasta el día de hoy. Sí recuerdo que era algo sobre abrirse los cielos, pero no era ninguna canción conocida, por mí, ni era lo que estaban cantando en el altar. En ese momento, me sentí como si me estuviera mirando a mí mismo desde afuera, observando mis labios moverse, cantando, pero a la vez sentir que no era yo el que estaba cantando. Es decir, era como si mis labios tuvieran vida propia, y en ese momento entendí lo que Dios me estaba diciendo.


Recuerden: Yo no soy emocional, no creo mucho en estas cosas, no me estaba disfrutando el culto, y era muy escéptico. Sin embargo, no puedo negar mi experiencia. En esencia, yo sentí que Dios me estaba diciendo, en ese momento, “Deja de criticar tanto. No te corresponde a ti determinar si algo es de Dios o no. Déjame eso a mí, y simplemente adórame.” También Dios me estaba enseñando que, aún cuando la experiencia es imperfecta, nacida de seres humanos imperfectos, Dios puede obrar. Puede ser la “peor” predicación en el mundo, y si Dios quiere hablarle a alguien por medio de ese mensaje, lo hará. No es mi trabajo ser el árbitro que decide lo que es o no es de Dios.


¿Qué quiero decir con esto? Sencillo: Si me preguntas a mí si el alegado avivamiento en Asbury es de Dios o no, mi respuesta es que eso no me corresponde a mí, contestar. Yo no soy el árbitro de lo que es o no es de Dios. Tampoco estoy allá para formar una opinión certera sobre lo que está ocurriendo. Todo lo que sé de la experiencia proviene de lo que me dicen o lo que leo/veo en las redes, y eso no es suficiente. ¿Quiere decir que no debemos de usar nuestro discernimiento? No. ¿Quiere decir que simplemente debemos de mantenernos callados y dejar que las personas hagan lo que quieran? Tampoco. Simplemente quiero decir que, cuando lo hagamos, lo hagamos con humildad, entendiendo que ninguno de nosotros somos la palabra final. El hecho de que yo no crea que este avivamiento sea de Dios no quiere decir que no lo es. Simplemente sería mi opinión que no lo es. Claro, existen ciertos criterios bíblicos los cuales podemos y debemos usar para determinar lo que es o no es de Dios. Pero, al final del día, repito, no somos los árbitros en estos asuntos, ni tenemos la palabra final.


(Quiero aclarar que sí pienso que siempre debemos de usar nuestro discernimiento sobre los asuntos de Dios, y juzgarlos según la Palabra. Y, si alguien tiene dudas genuinas, o si pensamos que genuinamente algo está atentando en contra de la sana doctrina y confundiendo a las personas, debemos de señalarlo y corregirlo. Pero, en mi observación esta no es la intención de la mayoría de los que se preguntan si el avivamiento de Asbury es real o no. En mi observación, la intención es simplemente ser crítico, y sentarnos en nuestro asiento de juez, como si las cosas requieren nuestra aprobación para ser de Dios. Es a ese tipo de persona que yo me dirigo, principalmente).


Creo que a veces nos enfocamos tanto en formar opiniones que nos olvidamos de lo más importante: En este momento, el nombre de Dios está siendo glorificado, y miles de personas están diciendo que se están arrepintiendo de sus pecados, y que sus relaciones con Dios se están fortaleciendo. ¿Que no está ocurriendo de una manera que nos agrade a todos? Creo que eso es irrelevante.


Aprovecho el momento para intentar aclarar algunas dudas que he visto que algunos tienen sobre el alegado avivamiento. Primero, he escuchado a algunas personas decir que este tipo de evento nunca ha ocurrido, y/o que es señal de que Cristo viene pronto. No descarto esta posibilidad. De nuevo, no soy el árbitro en estas situaciones. Pero, cabe recalcar que no es el primer evento de esta índole. Ha ocurrido en el pasado, y estoy confiado de que volverá a ocurrir en el futuro. Pero, en particular les recuerdo los eventos grabados en la Biblia.


Recordemos que, en la primera predicación de Pedro, se convirtieron alrededor de 3,000 personas de un cantazo (Hechos 2:41). Lo interesante de esta conversión masiva es que la respuesta inicial al mensaje de Pedro fue emocional. Lucas (autor de Hechos) nos dice que, “Al oír esto (el mensaje de Pedro), se compungieron de corazón (se sintieron profundamente conmovidos), y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?” (Hechos 2:37). En otra ocasión, nos dice que se convirtieron alrededor de 5,000 personas al mensaje de los apóstoles (Hechos 4:4). Luego, nos dice que la euforia por lo que estaba ocurriendo era tal que las personas hasta sacaban a los enfermos a las calles, “y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos...y todos eran sanados” (Hechos 5:15-16).


Seguramente, si hoy día nos dicen que en algún lugar hay una persona predicando la Palabra, y que las personas están reaccionando emocionalmente y arrepintiéndose de sus pecados, y que piensan que van a ser sanados con la mera sombra del ministro, casi todos dudaríamos del evento. Seguramente, acusaríamos a las personas de ser muy emocionales, y a Pedro de sustituir el evangelio por la experiencia.

Mi único punto con esto es que el evento de Asbury no es el primero, y las veces que ha ocurrido en el pasado no ha indicado que Cristo viene pronto. Claro, creemos que Cristo viene pronto en el sentido de que puede venir en cualquier momento. Y, también es muy posible que este avivamiento sea señal de que el fin se acerca. Pero, no creo que este debe de ser nuestro enfoque, ya que ninguno de nosotros conocemos el día ni la hora del fin. En palabras sencillas, celebremos que Cristo viene pronto, pero no seamos alarmistas.


Por último, algunas personas han criticado a los cristianos que muestran un deseo por viajar a Asbury para compartir esta experiencia con Dios, diciendo que, si quieres un avivamiento, provócalo en tu casa, en tu pueblo, en tu iglesia. “Dios está en todo lugar,” dicen. “No es necesario ir a buscarlo allá.”


La pregunta es, entonces, ¿nosotros podemos provocar un avivamiento? Por un lado, quiero decir que sí. La misma Palabra nos dice, por ejemplo, “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:14). En otras palabras, Dios responde al que le busca, genuinamente. Si queremos provocar un avivamiento, es necesario buscar de Dios, orar, leer y predicar Su Palabra, y arrepentirnos de nuestros pecados. Dios ve esto, y responde.


Por otro lado, es importante entender que Dios es soberano. Sobre los dones del Espíritu, por ejemplo, Pablo dice, “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” (1 Corintios 12:11). Es decir, es bueno que busquemos al Espíritu y le pidamos dones, pero al final del día Él los dará como Él quiera darlo. La Biblia es consistente en esto: Dios obra según Su voluntad, no la nuestra. Por lo tanto, aunque es cierto que podemos y debemos buscar de Dios, y de esta manera provocar un avivamiento, al final del día debemos de entender que Dios se manifestará dónde, cuándo, y cómo Él quiere.


En el Primer Gran Avivamiento, González nos cuenta que Jonathan Edwards (el predicar con el cual comenzó este avivamiento) había estado predicando en el mismo lugar por años, con pocos resultados. Sus sermones no eran emotivos o emocionales, y el día que comenzó el avivamiento no había hecho nada nuevo. Era un día como cualquier otro, y su mensaje era igual que en el pasado. Sin embargo, por alguna razón las personas respondieron con lágrimas, risa, y esto los llevó a un arrepentimiento por sus pecados.

En otras palabras, este avivamiento no fue provocado haciendo nada diferente o especial. No existe una receta para garantizar un avivamiento. El avivamiento ocurre cuando existen personas que genuinamente quieren conocer más a Dios, buscándole, y Dios decide responder de alguna forma en particular. No es malo querer un avivamiento, pero no creo que debe ser nuestra meta principal. Nuestra meta principal debería de ser glorificar a Dios, y predicar el evangelio para la salvación del mundo. Si Dios, en medio de alguna experiencia decide manifestarse de una manera especial, lo celebramos. Pero, lo haga o no, seguiremos glorificando Su nombre y predicando el evangelio. Eso, creo, que debería de ser el enfoque principal en la vida de todo cristiano.


¿Avivamiento o emoción? No lo sé. Solo sé a lo que he sido llamado. Sigamos hacia la meta.

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